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  • Sin título 16-79

    Esta obra muestra unas manos aferrando violentamente el cuello de la camisa de un joven. Está ejecutada con un realismo de acabado casi fotográfico, y a la vez es presentada como un fragmento descontextualizado, una visión fugaz o inacabada.
  • Sin título 18-79

    Esta obra muestra unas manos asomando tímidamente por el borde de un muro no conseguimos ver a la persona que está detrás. La obra está ejecutada con un realismo de acabado casi fotográfico, y a la vez es presentada como un fragmento descontextualizado, una visión fugaz o inacabada.
  • Más cerca

    Esta obra se compone de una especie de puzzle de escenas, a modo de secuencias cinematográficas de tamaño y formato distintos. El conjunto sugiere una especie de evocación o memoria de algunas de las imágenes que caracterizaron la primera época del artista (captación del movimiento congelado, agrupamiento de individuos anónimos…). Y ofrece la novedad del protagonismo del color. En algunas de las nueve imágenes de este mosaico dsitinguimos los restos de un cartel sobre un muro, el grito crispado de una mujer, o el hombre que se tapa los ojos con la mano.
  • Paisaje urbano: el foco

    La obra refleja una vision desgarrada del paisaje metropolitano, que refleja el silencio y el vacío. La oscuridad de este paisaje imprime una visión sombría, conseguida a base de una gama cromática reducida a grises, azules y ocres. El contraluz, pintado a base de aguadas casi invisibles y muy cuidadas, hace aflorar la luz de la profundidad del cuadro. De algún modo Genovés pasa de los “espacios del miedo” a enfrentarnos con los “espacios de la soledad”. Ese paisaje congelado, petrificado en el misterio de una imperturbable inmovilidad, acoge la dispersa desolación de unas figuras humanas, como náufragos en la noche, que protagonizan el aislamiento del individuo tras el desencanto de las utopías que daban antes sentido a la colectividad solidaria.
  • Crucifixión

    Crucifixión es una evidente radiografía de las clases dominantes (tanto en el orden político como en el ideológico y económico) del régimen franquista. Una cruz divide el espacio en cuatro rectángulos: el símbolo por excelencia del sacrificio cristiano se asimila así al de la explotada clase trabajadora explícitamente representada en un obrero-mártir con su habitual y sencilla indumentaria. Los cuatro personajes que ocupan los rectángulos representan arquetípicamente los poderes fácticos del régimen franquista (la policía secreta, la iglesia, el ejército y la oligarquía capitalista) en una fórmula en cierto modo similar a las caricaturas de orden crítico de pintores como George Grosz.
  • La cocina del pobre y la cocina del rico

    La obra, un bodegón contemporáneo, afronta la contraposición entre lo escaso y lo abundante, dentro de la tradición de aleccionamiento moral que proviene de su afinidad con el punto de partida temático y formal: la vanitas barroca y la inspiración en dos grabados de Brueghel. La parte superior muestra las imágenes de despojos de carne en un abigarrado puzzle. Por contraposición, la parte inferior ofrece la imagen de un niño que trata, en vano, de apurar el interior de una olla vacía.
  • Bien atado

    La obra presenta un mare mágnum caótico de imágenes sin centro ni motivo jerarquizador. El título permite enlazar esas figuras que, tomadas de la prensa o de libros pero exentas ya del detallismo fotográfico de su origen, parecen flotar de manera aleatoria y que se conectan por ese nudo de marañas que funden en la resaca de la dictadura a unos obreros que se manifiestan portando algo así como un féretro que conducen, cabeza abajo, los hombres del establishment franquista, tal vez confiados en aquella locución tranquilizadora del Caudillo convertida en tópico, “atado y bien atado”, que pronto quedó como un ejemplo casi cómico del irremediable destino de toda dictadura tras el entierro de su artífice.
  • El problema del huevo y la gallina

    La obra presenta un mare mágnum caótico de imágenes sin centro ni motivo jerarquizador. Vemos una imagen que sale directamente de una fotografía de los generales de la dictadura argentina desfilando en un automóvil descubierto. A la izquierda, la mujer sentada tiene, en lugar de cabeza, una bola y un águila, elementos simbólicos de la cámara de representantes del Congreso norteamericano, muñidor o coadyuvante, como sabemos, de muchos golpes de estado en Hispanoamérica. Lleva en su regazo una cesta de huevos y medita. Las dos partes del cuadro se aproximan por medio de un individuo, portador de una máscara blanca parecida a los competidores de lucha libre.
  • La prisión

    En esta obra la autora ha plasmado sobre el conglomerado el “equivalente pictórico” de un fragmento literario del escritor vasco Miguel Pelay Orozco. Partiendo de la descripción que Pelay Orozco hace de una prisión, la artista toma su traducción al vasco y la transcribe en acrílico, intentando plasmar sobre la madera lo que las palabras van narrando. Unas imágenes que Carmen Grau ha arrancado a la madera: los edificios, en el conglomerado sin rebajar la dureza del patio, astillándolo con gubia y formón las garitas de tejados verdes, ensamblando piezas de madera del juego infantil de construcción.
  • La por

    En la parte superior de la obra se plasma el gesto amenazante de un inquisidor, mientras que en la parte inferior vemos la masa informe de un reo o penitenciado del que apenas se aprecia la silueta del puño derecho. La figuración expresionista de la parte superior del dibujo contrasta con las pinceladas informes de la mancha de la parte inferior. La figura de rasgos expresionistas del clérigo ha sido dibujado previamente sobre un folio e integrado en el conjunto mediante unos retoques de aguada.
  • Confusions /Tots a callar

    En esta obra la pulsión al margen de la racionalidad consciente de nuestros actos gana protagonismo. El artista insiste en que se trata de dibujos automáticos, de expresión directa, realizados sobre hojas de papel previamente utilizadas para trazar dibujos de manera espontánea, que muestra valores psicológicos, emocionales y afectivos próximos al surrealismo y a la apertura al subconsciente. Vemos en este dibujo una serie de cabezas realizadas en diferentes técnicas y estilos. En él hay dos folios pegados (uno, vertical, a la derecha otro, horizontal, a la izquierda) que evidencian huellas de haber sido usados para anotar rápidamente nombres, teléfonos, citas o datos apuntes que han sido tapados posteriormente con gruesas pinceladas de tinta negra.
  • Pren-pastís

    Estamos ante un peculiar bodegón en el que el pastel, figura central, aparece ampliado hasta proporciones gigantescas, muy desproporcionadas en relación con las figuras humanas que lo acompañan, dando como resultado una atmósfera surrealista. Los cinco personajes aparecen recortados, evidenciando una procedencia formal e iconográfica distinta a la del generoso pastel que rodean, metidos en su mismo plato.
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