4. Impacto

Actualmente se estima que esta grave crisis sanitaria provocó entre 50 y 100 millones de fallecidos. El número de víctimas por la gripe en el año transcurrido entre los tres brotes epidémicos fue superior al provocado por la I Guerra Mundial en los cuatro años que duró.

España contribuyó con alrededor de 270.000 vidas e incluso recientemente se calcula que fueron más de 300.000 muertes, cantidad superior a las víctimas por la epidemia de cólera de 1853-55 y no tan lejos de las 344.154 muertes provocadas directamente por nuestra Guerra Civil en tres años. 

De esas muertes, 3500 correspondieron a la ciudad de Madrid. A pesar de la importante mortalidad, las autoridades gubernativas decían que la gripe se presentaba con carácter benigno, situación que se criticaba en la prensa, como puede verse en la caricatura del panel titulada “Última hora”.

Un dato muy relevante fue que, a diferencia de lo que suele ser habitual en las epidemias y pandemias de gripe, provocó mayor número de muertes entre la población adulta joven (20-40 años), en vez de los menores de 1 año y los mayores de 65 años.

Se acompañó de mayor gravedad para las mujeres que padecieron la gripe mientras estaban embarazadas o recién paridas. Esta circunstancia y la mayor mortalidad de adultos jóvenes produjeron un gran número de huérfanos, a los que la sociedad hubo de atender al final de la pandemia y una gran conmoción social.

No sólo se produjo una elevación de la mortalidad por gripe, sino también por neumonía, bronquitis, tuberculosis pulmonar y otras enfermedades respiratorias.

Aunque varió de unos lugares a otros, generalmente la mayor mortalidad ocurrió durante el segundo brote epidémico (otoño de 1918), salvo en lugares como Madrid en donde el impacto fue superior durante el primer brote (primavera de 1918).